Silencio, ¿dónde estás?


No lo soporto. Cállate. Cállate. Cállate. 
¿Por qué no me dejas en paz?, ¿qué quieres de mí?
Tan sólo quiero dormir, pero no me dejas. Tu voz no me lo permite. Tu presencia. Tu irritable e incansable presencia. ¿En qué momento comenzaste a ser tan insoportable? ¿Por qué? ¿Por qué?
Lo he probado todo, he cerrado puertas y ventanas pero sigues colándote por donde puedes e insistes en incordiarme. ¿No ves que estoy cansado? ¡Pero mira estas ojeras y estas canas, llevo meses suplicándote silencio! ¡Silencio! ¿Vas a quedarte ahí, aquí y allí hasta que reviente? ¡Mírame, ya no aguanto más! Eres tú. Eres tú el culpable de esta angustia. Ni siquiera puedo mirarte, quiero echarte de aquí, pero nunca sé dónde te escondes. Tan sólo te oigo, no te veo, ni te siento, pero te cuelas en mis oídos y bailas con mis tímpanos hasta que suplican que pares. Nunca paras. Nunca paras.
He tapiado toda la casa, he tirado cada maldita cosa que pudiese atraerte, he arrancado las manecillas del reloj y hasta me he ocupado del perro.
Pero sigues ahí, en mi respiración, en mis latidos, en la humedad de mis ojos cuando parpadeo, en mis uñas cuando raspan mi piel. Estás en mi. ¡Estás en mí!
La sangre a borbotones que está saliendo de mis uñas, de mis pulmones, de mis ojos, no me deja oír cómo te vas.
Mi corazón tiene sueño, ¿ya es hora de descansar?
Silencio, ya viene. Silencio, aquí estás, cuánto he ansiado este momento. Cuánto he sufrido. Cuánto he oído. Ahora, contigo, podré dormir en paz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"¿DE VERDAD ALGUIEN TE AGUANTA?"

ACIERTO

VOLAR